Seis meses junto a Alonso camino del Dakar
Un hombre del equipo Toyota Gazoo Racing estuvo al lado de Fernando Alonso desde el primer test en Namibia. Esta es la historia de Warren Naude, su mecánico jefe.

Desde el minuto cero, cuando Fernando Alonso y Marc Coma comenzaron su andadura juntos camino del Dakar, hubo un hombre en la sombra que siguió sus pasos, mimó su coche y atendió, dispuesto, a todas las peticiones de la pareja española. Alejado de las cámaras, la expectación mediática y los aficionados, Warren Naude (Vereeniging, Sudáfrica, 1985) se ha mantenido calmado, sabedor de que su trabajo no necesita de grandes focos, si acaso unas tiras de led cuando cae la noche. Es el mecánico jefe del Toyota Hilux #310.
Este sudafricano de 34 años soñaba con carreras, de todos los tipos, con coches, motos y cualquier vehículo a motor que le pudiera propulsar por los circuitos y caminos cercanos a su casa en Vereeniging, a 60 km de la capital, Johannesburgo. Su padre, otro aficionado al motor, le inculcó la pasión por la gasolina, lo que le llevó competir en karts, motocross e incluso carreras de barcos cuando era más joven.
Pero la adrenalina se canalizó a través de un grado técnico como mecánico automovilístico después de acabar el colegio en 2003. A partir de ahí comenzó a introducirse en el mundo de la competición algo más lejos del volante, trabajando los primeros años en circuitos, antes de dar el paso a los rallies con Havoline Jaguar Motorsport. Su aventura en los raids comenzó hace ocho años, cuando Glyn Hall compró Toyota Motorsport en Sudáfrica y la rebautizó como Hallspeed, antes de denominarse Gazoo Racing.
Desde entonces, Naude ha sido mecánico de Giniel de Villiers, Nasser Al Attiyah, Leeroy Poulter y Conrad Rautenbach. Pero en agosto de 2019, Hall, jefe del equipo, le encargó un rol especial: ser quien cuidase como si de un hijo se tratara el Hilux de Fernando Alonso y Marc Coma. Desde entonces, el sudafricano no se ha perdido ni un solo test de preparación, ni ninguna de las carreras previas al Dakar 2020. Ha sido el guardián en la sombra.
"Fernando empezó con nosotros hace seis meses por primera vez y he estado con él desde entonces. Si iba a algún lado con el coche, yo iba con él para asegurarme de que tuviera el mejor material que tenemos. Tenemos el mejor coche, pero la clave era ponerlo perfectamente a punto para él", cuenta Naude a Motorsport.com a orillas del Empty Quarter (lugar vacío), al sur de la Península Arábiga.
"Es un tipo sensacional, muy amigable y simpático. No hemos tenido problemas. Pero también porque hemos intentando darle todo lo que quería desde el comienzo, asegurarnos de que el coche estuviera limpio, ajustado, perfecto. Siempre que ha pedido algunos ajustes, los hemos tenido a punto, sin olvidarnos nada. Eso hace que las relaciones fluyan".
En el debut de Alonso y Coma en el Dakar, Naude y sus compañeros tuvieron varios días de trabajo extra, sobre todo en la noche de la segunda etapa y en la previa a la última jornada, después de que el #310 llegara sin varias piezas tras el vuelco del día anterior al comenzar la 10ª jornada, primera de la Maratón. Pero el mecánico de Toyota Gazoo Racing no se vio superado por la situación, a pesar de que reconoce que algo de presión extra se tiene en momentos así.
"Siempre vamos a tope, estamos acostumbrados a trabajar duro y a destajo. Pero sí es cierto que algo de presión extra hemos tenido con Fernando, además de viajar mucho más para toda la preparación previa. Yo soy un perfeccionista, me gusta hacer las cosas directamente, que queden perfectas, de manera limpia, así que todo eso ha sido algo natural", reconoce.
"Es cierto que ellos nos decían 'Oye, quiero esto así, no es que esté mal, pero lo preferiría de esta otra forma' y demás. No ha habido demasiada complicación a la hora de entendernos en estos aspectos. Si lo querían así, así lo hacíamos, no es algo negativo".
El trabajo diario de Naude durante el Dakar no ha sido un paseo, precisamente. A primera hora de la mañana pone rumbo al siguiente campamento por carretera, generalmente a unos 600 km del anterior. Al llegar, sobre el medio día, aprovecha para usar los baños, comer algo y estar listo. En cuanto los coches comenzaban a llegar sobre las 14.00-15.00 hora local, le tocaba revisar de arriba a abajo todo, cada parte del 4x4, cada detalle.
"Das una vuelta a cada tornillo y tuerca que hay en el coche, compruebas que todo funciona correctamente", subraya. Hasta las 12 de la noche no se irá a dormir, después de limpiar el coche y dejarlo listo bajo su funda para la etapa del día siguiente. Aún se levantará una hora antes (en torno a las cuatro de la mañana) de que los pilotos se vayan del campamento rumbo a la siguiente etapa para hacer las últimas comprobaciones.
Naude destaca la rapidez con la que Alonso y Coma han aprendido juntos en estos meses en un ambiente distinto para ambos en diferentes grados: al 100% para el asturiano y en múltiples detalles dentro del cockpit para el catalán. "Han aprendido del coche muy rápidamente. También pusieron un esfuerzo enorme en aprender del tema mecánico, cambiar cajas de cambios, hacer diferentes reparaciones... tuvieron que acostumbrarse y creo que lo hicieron muy bien", apunta.
"Es uno de los mejores pilotos del mundo y me subí con él en el coche la primera vez que comenzó a prepararse en Namibia. Desde el primer momento vi la calidad que tiene, pero cuando volví a subirme en Abu Dhabi con él... la montaña de cosas que ha aprendido y cómo lo ha hecho es inmaculada. Lo que podía hacer entonces y lo que puede hacer ahora es... ha estado al ritmo de los más grandes, puede hacer lo que quiera igual que ellos. Creo que lo único que le falta es experiencia, ya que todos los demás llevan haciendo esto desde hace 15-20 años".
El mecánico sudafricano reconoce que no todo el mundo puede decir que ha trabajado con Fernando Alonso. Él ha disfrutado de la experiencia de bromear con un bicampeón del mundo de F1, de esforzarse noche tras noche en tener a punto el caballo de batalla con el que el asturiano se ha atrevido a enfrentarse al desierto, a llevar más allá de lo esperable su capacidad de adaptación. Naude alzó con orgullo el dedo índice de su mano derecha al cielo de Qiddiya, subido al podio final, a pocos centímetros de Alonso. Trabajo cumplido... hasta la próxima.
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