Las mejores historias de 2017, 12: Farrés y el premio imposible del Dakar
Gerard Farrés hizo historia el pasado enero al subirse al tercer cajón del podio final del Dakar en Buenos Aires. A bordo de una KTM no oficial del equipo español HIMOINSA, el catalán se coló entre los mejores.
El Dakar quita, pero cuando da, lo da todo. Y si no que se lo digan a Gerard Farrés, que el 14 de enero de 2017 acarició el Olimpo de la legendaria prueba 10 ediciones después de debutar en ella.
El piloto catalán, con una KTM no oficial preparada por 'la armada española' de HIMOINSA se metió en el podio final, acompañado por Sam Sunderland y Matthias Walkner, ambos pilotos oficiales de la marca austriaca.
Allí donde nadie esperaba ver una moto privada ante las imponentes escuadras que Honda, Yamaha y KTM llevaron a la 39ª edición del rally. Allí donde todo está reservado a unos pocos pilotos y los demás solo sueñan con seguir sus roderas. Allí, se coló Gerard Farrés tras una última etapa con gas a fondo camino de Río Cuarto en la que se jugó por segundos el tercer puesto ante el oficial de Yamaha, Adrian Van Beveren.
La recompensa a más de 10 años de dedicación a los rallies llegó en forma de trofeo de Touareg y para un equipo que no cuenta con los grandes recursos de las fábricas. Tras haber desempeñado la dura tarea de mochilero de Chaleco López y Marc Coma, Farrés se metió por méritos propios entre los grandes del Dakar.
“Estoy muy feliz después de 10 años de trabajo, después de hacer de mochilero de Coma, de Chaleco y poder estar ahora aquí tercero, es un sueño”, dijo Farrés nada más cruzar la meta en el vivac de Río Cuarto, justo antes de que sus ojos se humedecieran de emoción.
Una emoción compartida por todos sus compañeros en el equipo español: Dani Oliveras, el campeón del mundo de enduro Iván Cervantes, Rosa Romero, Antonio Gimeno y Antonio Ramos, que a pesar de abandonar en los primeros días siguió con ellos hasta Buenos Aires.
No fue un camino fácil y menos en un Dakar protagonizado por las lluvias torrenciales, el calor extremo de Argentina y la altitud del altiplano boliviano. Farrés tuvo problemas en las primeras etapas, pero supo reponerse, cambiar alguna configuración de la moto, y apoyarse en su equipo para ir escalando posiciones y hacer lo que mejor sabe hacer.
Esta fue una historia de David contra Goliat, de imposibles que se hacen realidad una tarde de verano al otro lado del Atlántico y de trabajo en equipo. Farrés e HIMOINSA nunca olvidarán ese enero de 2017.
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