Farrés, en el Olimpo del Dakar 10 años después

#8 Himoinsa Racing Team KTM: Gerard Farrés

Foto: Himoinsa

Buenos Aires (Argentina).- Hay un lugar en el Dakar reservado para los que llevan motos oficiales. Un lugar donde cada etapa huele a victoria, cada caída hace perder millones de euros y cada segundo vale una general. En ese lugar, no suelen dejar entrar a pilotos privados. Tiene derecho a veto. Pero Gerard Farrés ha roto en mil pedazos cualquier tipo de norma al respecto.

El piloto de Manresa, a lomos de una KTM no oficial preparada por ‘la armada española’ Himoinsa y Miguel Puertas, se ha colado hasta el fondo del Olimpo del Dakar. Diez años después. Tras haber desempeñado la dura tarea de mochilero de Chaleco López y Marc Coma. Tras aprender de los grandes y codearse con ellos, ha asaltado el cielo del rally más duro del mundo.

“Estoy muy feliz después de 10 años de trabajo, después de hacer de mochilero de Coma, de Chaleco y poder estar ahora aquí tercero, es un sueño”, dijo Farrés nada más cruzar la meta en el vivac de Río Cuarto, justo antes de que sus ojos se humedecieran de emoción.

Quizás sea una de las imágenes del Dakar de 2017 (esa y otras muchas las pueden ver abajo). Todo un equipo de rojo y blanco, con Rosa Romero, Dani Oliveras, Iván Cervantes, Antonio Ramos y Antonio Gimeno rodeando a Gerard Farrés. Con las caras de cansancio después de 12 días olvidando las lluvias, los 50 grados y la complicada navegación. Con la sonrisa en sus caras y un halo de magia rodeando la escena.

“Al cruzar la meta he pensado en el trabajo de todo el equipo. En el mío durante todos estos 10 años, los que me ayudaron en el inicio para que pudiera ir en moto y en el esfuerzo que hacemos todos para conseguir esto. Necesitas a todos y cada uno de los que están en el equipo”, apuntó el piloto español, agotado tras luchar al segundo con Van Beveren y marcar exactamente el mismo tiempo que el francés en la última especial de la edición 2017. “Ahora tengo una paz interna muy grande después de estos años de trabajo”.

Farrés mira atrás y se da cuenta que es el mayor de los mejores. “Con trabajo e ilusión hemos logrado esto en el año más difícil, porque del 1 al 10 están todos en una hora y esto te dice que el nivel está altísimo. Y que un viejo como yo de 37 años esté aquí… estoy muy orgulloso de estar con estos jóvenes”.

El catalán está renovado a pesar de, como dice él, sus 37 años. El que fuera campeón de España junior de enduro en 1995 y del mundo en 2000 ya no tiene que soñar con estar entre los mejores. Ha entrado a pulso en el Olimpo del Dakar. Ya no tiene que pedir permiso para luchar con los oficiales.