La segunda estrella de Ferrán Jubany en el Dakar
El reputado cocinero catalán completó su odisea lleno de tierra y con una sonrisa en la cara. Un día antes del final, durante su cumpleaños, estuvo a punto de tirar la toalla.
Ferran Jubany
Córdoba (Argentina).- Una estrella Michelin es una cosa y el Dakar otra bien distinta. Bien lo sabe Ferrán Jubany, cocinero galardonado con el reconocimiento de la marca francesa. Tras quedarse fuera de cumplir su sueño del Dakar hace un año por una caída entrenando que le rompió el cúbito y el radio. Esta vez sí lo ha conseguido.
El catalán ha sufrido de lo lindo día tras día. Pero en la jornada del viernes, camino de Córdoba, a punto estuvo de tirar la toalla. Era su cumpleaños y, reconoce, fue uno de los peores días de su vida.
“Cada día te parecía que no podía ser peor y al día siguiente lo era. Pero el viernes me equivoqué y me salté un WP y no se me abrió. Me di cuenta al cabo de 30k my tuve que volver para atrás, sumándole 60 km a la primera especial. Se me hizo muy dura. Me pasaron todos los coches y me caí 400 veces. Luego terminé como pude el enlace de 350 km. Y luego acabé la segunda especial de noche y llegue muerto. Por momentos pensaba que no llegaba”, reconoce a Motorsport.com con la cara llena de tierra tras acabar el 40º aniversario del Dakar.
“Este fue el peor momento. No tenía agua, no había gente. Pensaba que no podría tirar para delante. El viernes hice 46 años y quizás fue uno de los días más duros de mi vida”.
Pero Jubany logró lo que buscaba (53º en la general) y lo hizo con esa sonrisa y esa vitalidad características intactas. Aunque algo mermadas del esfuerzo.
“Ha sido un sueño que siempre había tenido y lo he conseguido. No sabes si reírte o llorar o que hacer. Ha sido muy duro”, confesó.
“La estrella Michelin se consigue por la labor que haces cada día. Y esto en cambio tines que luchar como un jabato por encima de tus posibilidades. Aunque también tiene su parte de constancia y de hacerlo bien porque sino no llegas al final de este duro Dakar”.
De volver, prefiere no hablar: “No, no. Yo siempre dije que vendría, lo haría y ya está. Y así será. No me verás más en este Dakar. Ya tengo una familia, un equipo, mucha responsabilidad y este es un deporte para campeones con pocas ganas de perderlo todo, pero sabiendo que se puede perder todo en un instante”.
De esta edición de penas, lágrimas, abandonos, cambios en la general diarios y el regreso a Perú, Jubany se queda con el regalo de cumpleaños más inesperado que nunca había recibido.
“Cuando llegué a la especial del viernes por la noche con una estrellas increíbles con una luna que parecía un trozo de melón pequeñito…. Me parecía que era un regalo. Pero luego aún me quedaba mucho para llegar la vivac. Hubiera pagado un taxi para que me llevara a casa”.
La aventura ha terminado y ahora toca volver a un negocio que le va viento en popa y del que disfruta con pasión. Sin tanto sufrimiento como ha tenido estos últimos 15 días sobre la moto. La estrella Michelin ha ampliado su menú.
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