Cristina Gutiérrez, una guerrera resistente

En el Dakar, cuando empiezas a contrapié, es muy complicado sobreponerse. Comienzas a salir detrás de vehículos más lentos, te toca tragar polvo y apretar el Sentinel (sistema para avisar de la aproximación a otro participante) hasta casi fundirlo. Tus etapas se hacen eternas y llegas al campamento del revés, deseando que al día siguiente la fortuna se ponga de tu lado. Así ha sido, en pocas palabras, el Dakar 2020 de Cristina Gutiérrez y Pablo Moreno Huete, una especie de calvario.

Aunque los españoles se habían propuesto mejorar el 26º puesto logrado en 2019, lo cierto es que se quedaron sin opciones casi desde el primer día, después de que un fallo en un sensor les restase alrededor de 40 CV de potencia en su Mitsubishi Eclipse Cross DKR 4x4 preparado por Sodicars. Esto les retrasó jornada tras jornada, hasta que el equipo encontró una solución temporal.

Pero en la etapa 7, en el bucle en torno a Wadi Al Dawasir, la cardan trasera (elemento clave en la transmisión) se les rompió en mitad de las dunas. Esto les dejó solo con tracción delantera, teniendo que esperar al camión de asistencia para repararlo y con 260 km de arena por delante que tuvieron que completar de noche en la jornada que Paulo Gonçalves falleció tras un fuerte accidente. En meta se dejaron 7h33, llegando 66º y cayendo al 47º puesto de la general.

A pesa de todo, se repusieron, quisieron seguir peleando y lograron ser 33º en la penúltima etapa, para acabar 42º la general de un rally muy competido, muy rápido y con trampas cada día.

"El Dakar de este año ha sido muy diferente al de otros años, no solo por el país, también por el terreno de Arabia Saudí. Sí que es verdad que hemos tenido una situación difícil con la pérdida de potencia en la primera semana en una carrera que era muy propicia para correr. Lo conseguimos cambiar y justo cuando el coche corría tuvimos la rotura del cardan", analiza Gutiérrez.

"El resultado no es lo que en principio me había propuesto, pero sí es cierto que es algo impresionante solo terminarlo, y que sean cuatro consecutivos es un orgullo y estar orgullosa de mi equipo, de todo el trabajo que se hace desde fuera, los patrocinadores".

Más del Dakar:

Los que la conocen insisten en que aún no ha tenido la oportunidad de "correr de verdad", que los problemas mecánicos le han quitado la esperanza de hacer algo grande estas dos semanas y que cuando Tortu tenga el material propicio para hacerlo, demostrará su valía.

"Tengo claro que vale para esto, que tiene un talento innato, porque cuando nos subimos por primera vez juntos a un coche de rallies [un Mitsubishi Lancer Evolution VIII en agosto de 2017, en el Rally Isla de los Volcanes], con unas notas muy simples, se coló entre gente que estaba luchando por el campeonato", confiesa Gabi Moiset, coordinador del equipo de Gutiérrez en el Dakar y que corrió el Dakar con ella en 2018, a Motorsport.com.

"El inconveniente es que tiene la responsabilidad de tener que acabar el Dakar sí o sí y a veces eso le hace ser demasiado prudente en carrera".

La guerrera resistente ya piensa en cómo prepararse para la segunda aventura del rally más duro del mundo en Oriente Medio. Este traspiés no le ha hecho caer, si no pensar en cómo mejorar y volver con más garantías.

"Lucharemos por continuar en esta preciosa carrera, por conseguir financiación y por llegar, sobre todo, en muchas mejores condiciones", dice.

Los sueños tienen que seguir trabajándose día tras día. Los de Gutiérrez seguirían compaginándose con su trabajo como odontóloga, mientras recuerda que, tras esta edición, el Dakar le debe una.