Antonio Ramos, una ilusión que se cumple 21 años después en el Dakar

En los sueños de Antonio Ramos (Murcia, 1957) aparecían dunas, motos de trail y tuaregs. Cuando en 1996 se decidió a intentar completar el Rally Dakar que todos los años veía en televisión, él mismo se preparó su Honda XR 600 en casa. En la edición 2017, después de 10 años sin participar, estará dentro de la estructura de un equipo por primera vez, el Himoinsa Yanmar Racing Team.

Después de 11 ediciones del rally más duro del mundo en las que tuvo que buscar los patrocinios por su cuenta y poner dinero de su bolsillo persiguiendo los espejismos del desierto, en esta ocasión el piloto murciano solo tendrá que preocuparse de correr a partir del próximo 2 de enero. 

“En todo este tiempo nunca me planteé volver al Dakar, porque ya sufrí mucho en mi época para conseguir patrocinadores y lograr terminar siendo mi propio mecánico. Pero Miguel Puertas [jefe del equipo] me llamó y me dijo que lo único que tenía que hacer era prepararme y entrenar con ellos y no pude decir que no”. 

“Yo creo que como cualquier aficionado al que le gusta la moto. Estás viendo el Dakar en la televisión muchos años y piensas que algún día lo vas a hacer. Me costó dos años, en el primer año no fui capaz de sacar ni un mínimo de presupuesto, y al segundo conseguí lo que necesitaba para poder estar ahí. ¿Quién no quiere estar en el Dakar? Era estar en la prueba reina donde todo el mundo quiere estar", explica Ramos sus motivos para intentar la aventura aquel año 1996.

“En aquellos años no había ninguna fábrica que creara una moto para el Dakar. Todo eran motos de serie que se preparaban para aquella carrera. Es otro mundo, otra historia", cuenta Ramos sobre las motos que iban al Dakar de finales de los 90 en comparación con las actuales.

Antonio Ramos en la KTM 450 Rally del equipo Himoinsa

Foto: Himoinsa

Sus 11 participaciones han sido en tierras africanas, por lo que Ramos, tras su 34º puesto en 2007, debutará en Sudamérica en esta edición. “Nunca he corrido allí y lo que más me preocupa es la altitud y el frío. Lo segundo tiene solución, pero con lo primero no sé cómo voy a reaccionar. Siempre he sabido sufrir bien y tengo buen fondo físico, pero el tema de la menor concentración de oxígeno me preocupa bastante”.

Ramos también señala como factor determinante la gran cantidad de kilómetros de enlaces que va a tener la 39ª edición del Dakar: "Van a ser muchísimas horas, porque en los enlaces vas limitado de velocidad. Eso agota mucho psicológicamente. A mí me desesperaba en África, así que imagino que aquí igual…. Las especiales aunque son más largas que nunca de media, no me preocupan, salvo que tenga problemas. El tiempo se pasa rápido cuando vas concentrado".

El objetivo del murciano será lograr que Rosa Romero y él mismo lleguen a la meta en Buenos Aires 12 días después de arrancar en Asunción. Nunca antes había corrido el raid bajo ese rol, pero su trabajo en una empresa que organiza viajes para vivir las sensaciones del recorrido africano del Dakar le ayudará.

“Cuando yo todavía corría el Dakar había una flecha del GPS que te iba diciendo la dirección aproximada. Ahora con el nuevo formato habrá que prepararse de manera extra. Yo apenas dedicaba media hora para preparar el libro de ruta y con estos chicos [Farrés, Gimeno, Romero, Oliveras y Cervantes], con lo metódicos que son, he comprobado que dedicando hora y media al libro de ruta te puedes ahorrar unas cuantas de estar perdido en mitad de la nada”, señala Ramos sobre el nuevo sistema de navegación que ha introducido la organización para esta edición. 

Ramos sufrió de cerca la tragedia de una aventura como el Dakar. Su amigo José Manuel Pérez Carni falleció en 2005 por las heridas sufridas tras una fuerte caída. “Es el peor recuerdo. Íbamos juntos a entrenar, íbamos casi de compañeros, uno delante del otro, nos habíamos organizado la asistencia juntos... No éramos un equipo, pero formábamos un equipo".

Pero el tiempo pasa y el espíritu del desierto nunca se ha separado de Ramos, que con 59 años confía en llegar a Buenos Aires disfrutando en el camino del apoyo y los recursos que ofrece un equipo, ese que nunca pudo tener en 11 ediciones.

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