Suscribirse

Regístrate gratis

  • Accede rápidamente a tus artículos favoritos

  • Gestiona las alertas de noticias y pilotos favoritos

  • Haz que tu voz se escuche comentando los artículos

Motorsport Sin Anuncios

Descubre el contenido premium
Suscribirse

Edición

España
Artículo especial

Monza 1976, cuando Lauda desafió todas las predicciones

El Gran Premio de Italia de 1976 supuso el regreso de Niki Lauda a la F1 tras su casi fatal accidente en Nürburgring. Ese día, en Monza, se convirtió en héroe. Así ocurrió.

Niki Lauda, Ferrari

Niki Lauda, Ferrari

Ercole Colombo

El de 1 agosto de 1976 cambió la vida del austriaco Niki Lauda. Su terrible accidente en el Nürbürgring, durante el Gran Premio de Alemania de ese año, fue el inicio de su batalla más grande. No contra el británico James Hunt, con quien peleaba por el título de ese año, sino por salvar su vida.

Recuerda:

El ya conocido accidente en carrera, que derivó en un incendio y en quemaduras importantes en su cuerpo y rostro, así como en la pérdida de la mayor parte de su oreja derecha, le llevó a un largo período en el hospital y a perderse dos carreras del campeonato, tiempo en el que fue sustituido en Ferrari por el argentino Carlos Reutemann.

Solo seis semanas después de su terrible accidente, Lauda apareció en el paddock de Monza para comparecer en una conferencia de prensa, con su rostro visiblemente dañado, pero con los ánimos listos para volver a subirse a su Cavallino Rampante, incluso ante las serias dudas de Enzo Ferrari con quien, a pesar de haber logrado campeonatos, no tuvo la mejor relación, especialmente cuando tras su accidente el jefe italiano firmó pronto a Reutemann, pronosticando la peor de las suertes para el austriaco. 

Más adelante, el desenlace de la relación acabó con las recordadas palabras del italiano cuando Lauda firmó por Brabham en 1978: “¡Es peor que Judas! Se vendió a la competencia por unas monedas”. Pero ese es otro capítulo de la historia. 

A pesar de su terrible accidente, Lauda llegó a Italia aún con una pequeña ventaja en el campeonato, dos puntos por delante de James Hunt, al que sacaba 14 puntos antes de perderse dos carreras.

Tan pronto como salió a la pista, demostró su potencial y, tras las sesiones de clasificación, era quinto con una diferencia de 0.74 segundos respecto al poleman, Jacques Laffite, con el Ligier-Matra. Su resultado fue el mejor de Ferrari, por delante de sus compañeros Clay Regazzoni y Reutemann, en la que fue la última carrera de la historia en la que tres monoplazas de Maranello se alinearon en una parrilla de F1.  

Te interesará:

El domingo de la carrera es una mezcla de varios relatos, algunos de ellos que hoy solo pueden revivirse a través de las hemerotecas de los grandes diarios deportivos. Algunos cronistas relataban la dificultad con la que Lauda se quitaba y colocaba las vendas de sus heridas, otros comentaron que incluso dentro de Ferrari había rostros de sorpresa por volver a verle en el monoplaza. Sin embargo, una imagen común es la que apunta el sufrimiento que vivió al colocarse de nuevo el casco sobre sus heridas que aún no estaban completamente sanadas. 

Todo ese dolor tuvo una recompensa cuando fue ovacionado al alinearse en su posición de salida, un recibimiento eufórico para un hombre que 40 días atrás peleaba por su vida, y que algunos daban por muerto. Pocos se imaginarían que esas semanas de su vida le perseguirían el resto de sus días, pero no para mal, sino para convertirse en un ejemplo a seguir, no solo en el automovilismo, sino en el mundo en general, de que cualquier obstáculo, incluso estar cerca de la muerte, puede ser nada ante los deseos de obtener algo, en este caso, varios campeonatos del mundo. 

El arranque no fue como él esperaba por la ausencia de un tablero de cuenta regresiva de 10 segundos que sorprendió a algunos de los pilotos, incluyendo al austriaco, mientras que Laffite y Jody Scheckter despegaron en la pelea por la primera posición.

Niki Lauda, Ferrari 312T2

Niki Lauda, Ferrari 312T2

Lauda no tardó en recuperarse y para la cuarta vuelta de la carrera peleaba dentro de los 10 primeros, un gesto que los tifosi reconocieron con una fuerte ovación, porque a pesar de que los otros dos pilotos de la casa italiana se mantenían en la contienda, Lauda era la viva imagen del ave Fénix, que regresaba de sus cenizas para estar de nuevo en la pelea.  Dos vueltas después, continuaba su ascenso adelantando a Mario Andretti.

Los aplausos no pararon en la carrera, y al final de la vuelta 13, Lauda fue reconocido nuevamente mientras peleaba la sexta posición junto al italiano Vittorio Brambilla y su March-Ford, una posición que ganó y le colocó más cerca del podio. 

La carrera vivió un momento dramático cuando un comisario de pista apareció en la línea de meta con una bandera negra acompañada por un tablero negro con una cruz blanca en ella. Muy pocas personas parecían saber lo que significaba, pero cualquiera que hubiese leído cuidadosamente las reglas suplementarias sabía que indicaba que la próxima vez que se mostrara la bandera, la carrera sería detenida. El motivo, una ligera lluvia que amenazaba con dificultar la carrera y que al final no fue a más.

La acción provocó confusiones entre varios pilotos, como en el caso de Jacques Laffite, quien desaceleró y perdió su cuarto lugar ante Jody Scheckter.

Con 40 vueltas de carrera, Laffite recuperó su legítima posición tras dar cuenta de Scheckter para escalar hasta la tercera posición, mientras ahora Lauda tenía al Tyrrell de seis ruedas del sudafricano a la vista, a quien superó una vuelta después para situarse cuarto ante otra ovación de los tifosi, quienes reconocían más el esfuerzo del austriaco que el del propio Regazzoni, que peleaba por la victoria.

Una ligera lluvia ralentizó la carrera, y mientras adelante el sueco Ronnie Peterson llevaba su March-Ford al triunfo por una diferencia de apenas 2.3 segundos sobre el Ferrari de Clay Regazzoni, Lauda recibía nuevos vítores por su cuarto lugar tras una férrea defensa en el último giro ante Scheckter, pero también por haber logrado la mejor vuelta en dos ocasiones en la parte final de la carrera, antes de que la superara el ganador. 

Aunque no estaba en el podio, el nombre de Lauda era el que acaparaba el autódromo de Monza, porque si bien Peterson consumó el triunfo, el austriaco había derrotado a la muerte. 

El cuarto puesto no solo suponía que ampliaba de nuevo su liderato en el campeonato de pilotos. Pasó a tener 61 puntos, cinco por delante de James Hunt, quien había vivido junto con McLaren un fin de semana de pesadilla deportiva y legal ante las dudas sobre los motores y el combustible del equipo británico. Era además la demostración de que Lauda no era un piloto cualquiera, sino un superdotado que se había ganado el derecho de decirle a Enzo Ferrari que sus coches "eran una mierda", y que él logró transformar hasta consumar con ellos sus más grandes éxitos.

Niki Lauda, Ferrari

Niki Lauda, Ferrari

Foto de: Ercole Colombo

Niki Lauda y James Hunt hablan con Barry Sheene

Niki Lauda y James Hunt hablan con Barry Sheene

Foto de: Sutton Motorsport Images

Niki Lauda, Ferrari y James Hunt, McLaren

Niki Lauda, Ferrari y James Hunt, McLaren

Foto de: Sutton Motorsport Images

Niki Lauda, Ferrari y James Hunt, McLaren

Niki Lauda, Ferrari y James Hunt, McLaren

Foto de: Sutton Motorsport Images

Niki Lauda, Ferrari 312T

Niki Lauda, Ferrari 312T

Foto de: LAT Images

Niki Lauda, Ferrari y Max Mosley, Director del equipo March

Niki Lauda, Ferrari y Max Mosley, Director del equipo March

Foto de: Sutton Motorsport Images

Ganador de la carrera Clay Regazzoni, segundo lugar en el auto de Emerson Fittipaldi, tercer piloto y campeón del Mundo Niki Lauda

Ganador de la carrera Clay Regazzoni, segundo lugar en el auto de Emerson Fittipaldi, tercer piloto y campeón del Mundo Niki Lauda

Foto de: LAT Images

Luca di Montezemolo, Clay Regazzoni, Niki Lauda, Ferrari

Luca di Montezemolo, Clay Regazzoni, Niki Lauda, Ferrari

Foto de: Ercole Colombo

El cantante Udo Jurgens con Niki Lauda, Ferrari

El cantante Udo Jurgens con Niki Lauda, Ferrari

Foto de: Rainer W. Schlegelmilch

Niki Lauda, McLaren MP4/2 TAG

Niki Lauda, McLaren MP4/2 TAG

Foto de: Rainer W. Schlegelmilch

Niki Lauda celebra con el ganador de la carrera y su compañero del equipo Ferrari Clay Regazzoni en el área de hospitalidad de Ferrari

Niki Lauda celebra con el ganador de la carrera y su compañero del equipo Ferrari Clay Regazzoni en el área de hospitalidad de Ferrari

Foto de: Sutton Motorsport Images

Ayrton Senna, Niki Lauda

Ayrton Senna, Niki Lauda

Foto de: Rainer W. Schlegelmilch

Niki Lauda, Ferrari

Niki Lauda, Ferrari

Foto de: Sutton Motorsport Images

Niki Lauda, Ferrari 312B3

Niki Lauda, Ferrari 312B3

Foto de: Sutton Motorsport Images

Niki Lauda, BRM P160E

Niki Lauda, BRM P160E

Foto de: Rainer W. Schlegelmilch

Carlos Reutemann lidera a Niki Lauda

Carlos Reutemann lidera a Niki Lauda

Foto de: LAT Photographic

16

Forma parte de la comunidad Motorsport

Únete a la conversación
Artículo Anterior La FIA busca soluciones para que el esperpento de la Q3 no se repita
Siguiente artículo Vettel es demasiado bueno para darle por perdido, según Wolff

Mejores comentarios

No hay comentarios todavía. ¿por qué no escribes uno?

Regístrate gratis

  • Accede rápidamente a tus artículos favoritos

  • Gestiona las alertas de noticias y pilotos favoritos

  • Haz que tu voz se escuche comentando los artículos

Motorsport Sin Anuncios

Descubre el contenido premium
Suscribirse

Edición

España