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El semáforo del Gran Premio de Japón de MotoGP

Como cada lunes después de las carreras, os traemos nuestro particular análisis de lo mejor y lo peor del Gran Premio de Japón de MotoGP.

Marc Marquez, Repsol Honda Team

Marc Marquez, Repsol Honda Team

Gold and Goose / Motorsport Images

Verde

Márquez ganó la carrera y el título, y lo hizo fiel a su estilo: arriesgando

Márquez ganó la carrera y el título, y lo hizo fiel a su estilo: arriesgando

Photo by: Motorsport.com

Marc Márquez aprovechó la primera oportunidad que se le presentaba para cerrar el campeonato y anotarse su séptimo Mundial, quinto de MotoGP, con sólo 25 años. Un logro que solamente podremos entender en su justa proporción y valor con el paso de los años y una perspectiva del tiempo que nos permita compararlo con las páginas más brillantes que nos ha deparado la historia de este deporte. Ahora mismo, es difícil entender realmente la magnitud de lo que está logrando este joven deportista.

Con cuatro carreras por delante y una ventaja tan cómoda, Márquez tenía el campeonato en el bolsillo, pero quería ganarlo en Japón, en casa de Honda, un tributo y un guiño a una fábrica cuya filosofía, siempre, ha sido que la moto es más importante que el piloto. La victoria de Marc en Motegi, y en general su temporada, ha sido un claro aviso de que sí, la moto es muy importante, pero en este caso el piloto es quien ha marcado la diferencia.

Más sobre el título de Marc Márquez:

Y para dejarlo aún más claro, Márquez se adjudicó el título ganando la carrera y haciéndolo con su propio estilo, con su forma de entender el motociclismo. En Motegi, durante el fin de semana, Andrea Dovizioso y su Ducati estaban un paso por delante de la Honda. La lógica, y quizá también la cordura, aconsejaba mantener la calma y asegurar el segundo puesto para, con absoluta comodidad, certificar la corona en Australia una semana más tarde.

Pero Marc fue fiel a su forma de entender este juego, arriesgó por encima de las posibilidades de su moto –que tenía menos ritmo que la Ducati– se fue hasta el límite y arrastró, con él, a su rival, hasta obligarle a cruzarlo. Y, en consecuencia, a caerse.

No fue ninguna casualidad, mala suerte o jugada del destino la caída de Dovizioso. Fue Marc quien le llevó hasta el borde del precipicio, quien le dijo: ‘puedes ganarme, pero si quieres hacerlo tendrás que jugártela’, y sobre el alambre de la línea roja que existe entre el éxito y el fracaso, Márquez no tiene rival.

Márquez echó el broche de oro a una temporada que ha rozado la excelencia, en la que sin tener una moto claramente superior, ha ganado por paliza. Demostrando que es un auténtico caníbal, una máquina perfecta nacida para hacer, exactamente, lo que hace.

Lo último:

Amarillo

Alex Rins, por delante de Valentino Rossi en Motegi

Alex Rins, por delante de Valentino Rossi en Motegi

Photo by: Motorsport.com

Alex Rins subió al podio por tercera vez esta temporada, después de haberlo conseguido en Argentina (3º) y Holanda (2º). Si bien es cierto que el español pudo aprovecharse de algunas caídas, la verdad es que Rins completó una carrera muy sólida, exhibió un pilotaje muy consistente y rubricó con un excelente resultado su mejor momento de la temporada, y el más brillante desde que llegó a MotoGP el pasado año.

Hasta ahora, Rins había combinado buenos resultados, el mejor fue su segundo puesto en Assen, además en una carrera memorable, con bajones de rendimiento e, incluso, concentración. Sin embargo, en las últimas cuatro carreras, el de Suzuki ha mostrado una regularidad y consistencia que son claves para crecer como piloto. Cuarto en San Marino y Aragón, sexto en Tailandia y tercero en Japón. Y lo que pueda venir a partir de ahora.

Lo que dijo Rins tras la carrera:

El barcelonés está madurando de forma muy adecuada en esta parte de la temporada y sólo le falta una victoria que le permita creerse que es capaz de estar compitiendo, cada fin de semana, por el podio. En Suzuki no dejan de trabajar y hacerlo en la dirección correcta, lo que nos lleva a pensar que tanto la moto como el piloto pueden confluir, la próxima temporada, en las condiciones adecuadas para aspirar a grandes cotas. De momento ya son, en modo rendimiento, la tercera mejor marca del campeonato.

También hay que destacar, sin duda, la gran carrera de Cal Cruthclow y su segundo puesto en meta. Pero el resultado del británico pudo verse, de alguna manera, ‘adulterado’ por lo que se estaban jugando Honda y Márquez en la carrera. Lo que, por otro lado, no quita mérito.

Rojo

Maverick Viñales durante la carrera del domingo en Motegi

Maverick Viñales durante la carrera del domingo en Motegi

Photo by: Motorsport.com

Maverick Viñales vive en una auténtica montaña rusa de sensaciones. Los viernes de gran premio parece instalado en el optimismo, que se tuerce los sábado y termina en desastre en la carrera. En Japón, una vez más, el español pasó de ser competitivo en los primeros libres a sufrir lo indecible el domingo, terminando a más de 13 segundos de la cabeza (perdió medio segundo por vuelta), y cómo él mismo dijo “hemos sido séptimos, pero si no es por las caídas acabamos el once”.

La posición de 'Mack' contrasta con la de su compañero, Valentino Rossi, que ahogado en la misma crisis técnica por la que atraviesa Yamaha es capaz, sin embargo, de terminar cuarto en la meta y estar, todavía, luchando como un jabato por el subcampeonato del mundo.

La comparación sitúa a Maverick en una posición algo delicada y nos impide ver con claridad la raíz del problema, que no es otra que la perdida absoluta de rumbo por parte de Yamaha a la hora de entender el problema de la moto y, mucho menos, solucionarlo.

¿Qué le pasa a la Yamaha? ¿No son capaces en esa fábrica de aislar el problema? ¿Saben, en realidad, cuál es ese problema? ¿Quién determina el camino que hay que seguir para salir de este espectacular bache?

Declaraciones de Viñales el viernes, sábado y domingo:

Las declaraciones del director deportivo, Maio Meregalli, en la pretemporada, cuando dijo bien clarito que Maverick era muy joven y, por tanto, lo lógico es que fuera Rossi quien marcara el camino a seguir, contrastan diametralmente con las declaraciones que ha ido vertiendo Valentino en los últimos meses, que se resumen en qué no sabe qué están haciendo en Iwata, que no está seguro de que los japoneses le entiendan cuando presenta sus demandas y, para acabar, lo que dijo este domingo en Japón, donde estaba la plana mayor de la marca y donde se mantuvo una larga reunión. “Hubiera sido lo mismo si en lugar de asistir personalmente hubiera dejado una foto y una grabadora”, un mensaje nada alentador, y menos en un momento del año en el que debe decidirse y tener claro el camino a seguir con la moto de 2019. Una moto que Honda, Ducati y Suzuki tienen ya muy avanzada.

La cuestión es, o bien nadie parece hacer caso a Viñales, o no confían en él o, por último, lo que pide y el camino que quiere para evolucionar la moto es tan diferente al de Valentino, que en Yamaha no saben por dónde tirar.

Las relaciones entre Rossi y Yamaha se han tensado en los últimos meses y la sintonía que existía entre Lin Jarvis y el piloto italiano ha desaparecido hasta el punto de que ya nadie descarta que pueda haber un cambio al timón del equipo la próxima temporada.

Declaraciones de Rossi en el GP de Japón:

Esto está llevando a los empleados (a todos los niveles) del equipo a ir con pies de plomo, nadie quiere que Rossi se enfade y, mucho menos, enfrentarse a él. Este ambiente está dejando aislado a Maverick dentro de la estructura de Yamaha en las carreras, una situación que ya se vivió en el pasado, pero que por su carácter y fortaleza mental afecto menos (al menos aparentemente) al anterior inquilino de ese box.

Más joven, con menos experiencia y sin unos resultados que puedan reforzar su postura, Viñales deberá armarse de paciencia, esperar a que suene la flauta y que la moto de 2019 sea mejor. Además de mostrar su disconformidad siempre que tenga la oportunidad de hacerlo.

El de Roses es un piloto excelente, que ha tenido la pésima suerte de caer en Yamaha en su peor momento de la última década. Sin embargo, a diferencia de Rossi, Mack sí tiene las puertas abiertas del resto de equipos del campeonato y podría buscar una moto en la que demostrar sus verdadera cualidades. Quién sabe, quizá lo haga si el próximo año las cosas siguen igual.

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