La primera aparición de Camilleri sugiere un cambio de rumbo en Ferrari

Monza (Italia).-¿Quién puede olvidar cómo el recién nombrado director del equipo Ferrari, Marco Mattiacci, caminaba por el paddock en un día gris en Shanghai con las gafas de sol pegadas a la cabeza?

No importaba que quisiera cubrir sus cansados ojos después de 30 horas sentado en un avión, la impresión de un hombre poniendo por delante la moda sobre la normalidad quedó fija en la cabeza de mucha gente.

Es por eso que la prensa habitual de la F1 estaba expectante para ver cómo afrontaba el nuevo CEO de Ferrari, Louis Camilleri, su primera aparición en Monza el viernes. 

No hubo gafas de sol, para empezar. Ni jersey negro, emblema de Marchionne. En cambio, sí que hubo vaqueros, camisa y un jersey. 

Relativamente desconocido fuera del equipo –a pesar de las duraderas conexiones de Camilleri con Maranello y su patrocinador principal, Philip Morris–, el hecho de llegar como sucesor del incombustible Sergio Marchionne ha aumentado la fascinación en torno a él. 

Marchionne era conocido por su planteamiento brutalmente agresivo para la gestión y los negocios, exigiendo un compromiso total de aquellos que trabajaban con él, y fue combativo cuando se trataba de lidiar con la oposición. 

El sinsentido del planteamiento estaba claro para los fans, obvio para el equipo y bien conocido por los jefes de la F1, que recibieron amenazas de Marchionne sobre la salida de Ferrari de la categoría si no le gustaban las reglas futuras. 

Tras unos pocos segundos de presencia de Camilleri, el contraste entre el estilo de liderazgo agresivo de Marchionne y el estilo del nuevo CEO no podría ser más claro. El cambio ha pasado de un vaso medio vacío, a uno medio lleno. 

A la pregunta de si seguiría el deseo de Marchionne de ver borradas las sonrisas de las caras de sus rivales, Camilleri respondió de manera misteriosa: "Prefiero ver sonrisas en las caras de nuestros fans".  

Sergio Marchionne, CEO de FIAT y Louis Camilleri, presidente de Philip Morris

Foto: Sutton Images

Está claro que Camilleri no quiere remover las cosas del mismo modo que Marchionne hizo cuando llegó como sucesor de Luca di Montezemolo. 

Elogió al jefe del equipo, Maurizio Arrivabene, elogió a Sebastian Vettel y Kimi Raikkonen, reculó en las amenazas de abandono de la F1 y dejó claro que con la "racha" que tiene Ferrari, no había necesidad de una revolución.

Está claro que es negocio, como siempre. Pero, a pesar del planteamiento relativamente suave en sus respuestas, sería un error subestimar a Camilleri y pensar que es fácil de manejar.

Para él está claro que, mientras que su planteamiento para solventar problemas implicará tomar un camino diferente del de Marchionne, el objetivo final es el mismo. 

"Sergio y yo tenemos estilos claramente diferentes. Sin embargo, creo que tenemos la misma ambición y teníamos respeto mutuo", dijo. "Claramente hemos discutido los negocios de Ferrari, así como los de Philip Morris, muchas, muchas veces. Por lo que le echo de menos. Y claramente era un individuo increíble. Una gran mente, un derroche de energía y muy ambicioso, como yo". 

La prensa puede se haya quedado sin los comentarios extravagantes e impactantes que Marchionne tanto amaba dar, pero Camilleri ya ha ofrecido las primeras pistas sobre una Ferrari más conciliadora que sigue firmemente comprometida con el éxito.

Pero no tendremos que esperar mucho para ver si la calma pública fluye hacia la complicada práctica empresarial. La conferencia de inversores de Ferrari del 18 de septiembre nos dará una respuesta adecuada sobre lo diferente que Maranello será realmente en la era post Marchionne.

Kimi Raikkonen, Ferrari SF71H

Foto: Mark Sutton / Sutton Images